TRADICIÓN DE BRUJAS, LA MAGIA DE LA DIOSA

sábado, 23 de junio de 2012

Ritual erótico-tantra


Santuario Mágico Hindú para la Cópula



(Magia Erótica, Montse Osuna, Editorial Martinez Roca)



En tanto se consideraba la relación sexual un acto sagrado, los brahamanes hindúes propiciaban su consagración en un entorno mágico. Los amantes debían preparar una especie de santuario privado, un templo particular donde unir sus cuerpos para formar un ser conjunto y único. En ese ámbito de erotismo espiritual, y siguiendo un ritual determinado, podrían alcanzar el orgasmo integral inducido por los dioses como manifestación de la fuerza vital del Universo.



La energía mística que rodea a los amantes durante los juegos previos y la propia cópula emerge de las intensas vibraciones sensuales de las rosas, protegidas por el cerco de velas naranjas, que aleja las malas ondas. Las dos partes del ritual, en las que los miembros de la pareja intercambian actividad y pasividad, simbolizan la alternancia de la fuerza femenina y la masculina, al igual que el yin y el yang de la filosofía china o el íncubo y súcubo de la magia medieval. En el momento culminante, ambas entidades se funden en un ser superior y distinto, inundado de placer y felicidad.



Elementos necesarios:

• Un cuenco de cristal con agua de rosas y/o de lluvia

• Esencia de almizcle

• Una manta grande

• Dos cojines

• Una vela flotante azul

• Siete velas de color naranja

• Tres rosas rojas

• Aceite de almendras

• Un pebetero con incienso de rosas

Vestimenta:

Los cuerpos desnudos deben estar cubiertos sólo por una túnica o albornoz abierto por delante y sujeto por una cinta o cordel que pueda soltarse fácilmente. La mujer debe perfumarse con unas gotas de almizcle en el aceite de almendras.

Preparación del santuario:

• Extender la manta en el suelo y poner los cojines en un extremo.

• Deshojar las rosas y echar los pétalos en el cuenco con agua.

• Ir sacando los pétalos y distribuirlos en círculo a unos cincuenta centímetros de los bordes de la manta.

• Distribuir las siete velas entre los pétalos, formando también un círculo y encenderlas.

• Echar veinte gotas de esencia de almizcle en el agua del cuenco, encender la vela flotante y colocarla en el centro.

• Poner el cuenco en la cabecera de la manta, fuera del círculo de rosas y el pebetero en el extremo opuesto.

• Dejar pasar unos minutos para que el santuario se impregne de las vibraciones favorables.



Realización del ritual:

Primera parte:

• Os colocáis de pie en el centro de la manta, frente a frente y os concentráis con una respiración profunda en el intenso placer que vais a proporcionaros.

• Ella se acerca a él, lo despoja de la túnica y lo besa en la frente, en os labios y en el pecho.

• Él se tiende desnudo sobre la manta y permanece inmóvil y relajado.

• Ella se arrodilla y comienza a besarlo y acariciarlo sensualmente, avanzando desde los pies hacia arriba ( él no debe hacer ningún movimiento, sino centrarse en el placer y el deseo que está sintiendo).

• Cuando él ya está preparado, ella se quita la túnica y se monta sobre el linga, introduciéndolo lentamente en su yoni.

• Ella inicia los movimientos del acto sexual, mientras él sigue inmóvil concentrado en disfrutar de la cópula.

• Al llegar al orgasmo, ella entrecruza las manos con él, se tiende sobre su pecho y ambos extienden los brazos en cruz.



Luego la pareja debe relajarse, ponerse las túnicas, beber un vaso de vino o licor afrodisíaco y reordenar el santuario (reemplazando algunas velas u otros elementos que se hayan consumido), antes de pasar a la…



Segunda parte:

Se repiten todos los pasos del ritual, pero esta vez con el hombre en el papel activo y la mujer en el pasivo. Debe tenerse en cuenta que hasta que no se completen las dos partes del ritual la energía compartida no podrá trascender hacia la dimensión cósmica.



Nota: la segunda parte del ritual se puede realizar un tiempo después de la primera, o en la noche siguiente. En este caso se debe dejar el santuario tal como está (para que conserve las vibraciones acumuladas), pero apagar las velas y el pebetero.