Existen lugares de poder creados pos el propio hombre, son lugares cuyas vibraciones y energías han aumentado por la frecuencia de personas reunidas con un mismo fin. Estos lugares absorben las vibraciones de un mismo tipo y terminan convertidas en un lugar poderoso.
Si se realizan con frecuencia trabajos energéticos, estos sitios adquieren vibraciones mágicas y místicas, como es el caso de ciudades santas o catedrales de gran peregrinaje donde las devociones y emociones son muy fuertes.
Las zonas donde se han liberado con frecuencia emociones poderosas pueden adquirir las vibraciones de lo allí vivido con gran emoción. Pueden ser lugares de poder positivo o negativo.
Ciertas características arquitectónicas, geométricas o materiales pueden hacer que una construcción actúe como una lente condensadora de determinadas vibraciones, como suele suceder en determinadas catedrales y otros edificios.
Hay lugares que se ven afectados por un reactor atómico, planta transformadora de energía eléctrica o torre de televisión. En tales lugares las vibraciones se ven muy afectadas por potentes energías eléctricas, electromagnéticas o nucleares. Cuando estas energías son demasiado poderosas y caóticas, pueden resultar perjudiciales.
Otros lugares de poder, también de origen artificial, son aquellos creados por los seres elementales o etéricos.
Suelen hacerlos en lugares que les resultan más idóneas, según sus cualidades naturales y el uso que deseen darle.
Algunos pueden llamarse lugares de contacto, se trata de una especie de puente que une un plano existencial a otros. En dichos centros suelen encontrarse construcciones megalíticas, círculos de piedras, túmulos, etc., suelen ser vehículos de comunicación interdimensional y en ocasiones portales hacia otros mundos. Esto tiene el mismo principio fundamental que el acto de realizar rituales o hechizos mágicos, lo que aquí se hace tiene su reflejo en el más allá y viceversa.
Los seres etéricos cuando están aquí realizando alguna labor, necesitan una especie de refugio en el que encontrar descanso y representa para ellos una importante fuente de energía. Muchos templos y altares solían levantarse en dichos lugares de poder, ya que la conexión con los “espíritus” de estas zonas mágicas sirven para pedir consejo y ayuda.
Nuestros antepasados solían acudir a estos lugares de poder porque la comunicación con sus guías espirituales y maestros etéricos era más fluida, en ellos se realizaban ritos mágicos, iniciaciones, bendiciones de hogares y cosechas, etc. Existía una colaboración armoniosa entre estos seres sutiles y los humanos.
Muchos de estos lugares permanecen dormidos en la actualidad, quizás esperando a que alguien los despierte y utilice.
Si se realizan con frecuencia trabajos energéticos, estos sitios adquieren vibraciones mágicas y místicas, como es el caso de ciudades santas o catedrales de gran peregrinaje donde las devociones y emociones son muy fuertes.
Las zonas donde se han liberado con frecuencia emociones poderosas pueden adquirir las vibraciones de lo allí vivido con gran emoción. Pueden ser lugares de poder positivo o negativo.
Ciertas características arquitectónicas, geométricas o materiales pueden hacer que una construcción actúe como una lente condensadora de determinadas vibraciones, como suele suceder en determinadas catedrales y otros edificios.
Hay lugares que se ven afectados por un reactor atómico, planta transformadora de energía eléctrica o torre de televisión. En tales lugares las vibraciones se ven muy afectadas por potentes energías eléctricas, electromagnéticas o nucleares. Cuando estas energías son demasiado poderosas y caóticas, pueden resultar perjudiciales.
Otros lugares de poder, también de origen artificial, son aquellos creados por los seres elementales o etéricos.
Suelen hacerlos en lugares que les resultan más idóneas, según sus cualidades naturales y el uso que deseen darle.
Algunos pueden llamarse lugares de contacto, se trata de una especie de puente que une un plano existencial a otros. En dichos centros suelen encontrarse construcciones megalíticas, círculos de piedras, túmulos, etc., suelen ser vehículos de comunicación interdimensional y en ocasiones portales hacia otros mundos. Esto tiene el mismo principio fundamental que el acto de realizar rituales o hechizos mágicos, lo que aquí se hace tiene su reflejo en el más allá y viceversa.
Los seres etéricos cuando están aquí realizando alguna labor, necesitan una especie de refugio en el que encontrar descanso y representa para ellos una importante fuente de energía. Muchos templos y altares solían levantarse en dichos lugares de poder, ya que la conexión con los “espíritus” de estas zonas mágicas sirven para pedir consejo y ayuda.
Nuestros antepasados solían acudir a estos lugares de poder porque la comunicación con sus guías espirituales y maestros etéricos era más fluida, en ellos se realizaban ritos mágicos, iniciaciones, bendiciones de hogares y cosechas, etc. Existía una colaboración armoniosa entre estos seres sutiles y los humanos.
Muchos de estos lugares permanecen dormidos en la actualidad, quizás esperando a que alguien los despierte y utilice.