Un ente oscuro, puede ser muchas cosas o no puede ser nada, una entidad de esta naturaleza, es algo o alguien cuyos propósitos va en contra de los nuestros.
Lo invisible nos rodea, esto es un hecho y la mayoría no estamos capacitados para percibirlo, esto en parte es una forma de defenderse, de protección natural ya que estamos hechos para lo tangible y material, para la realidad en la que vivimos y el otro mundo es otra realidad distinta a ésta en la que nos movemos.
Estos entes oscuros a los que hago referencia son aquellos que tienen la necesidad de alimentarse de nuestra energía, normalmente a través de la energía que genera nuestro pensamiento; nuestra mente poderosa debe ser muy atractiva para este tipo de seres y nuestros pensamientos son tan fáciles de manipular.
Imaginaros que estamos en casa, solos, escribiendo o leyendo o haciendo cualquier cosa centrados, entonces oímos un crujido en la otra habitación, un sonido seco, extraño, un golpe cercano y pensamos ¿quién hay ahí?
En ese preciso momento, nuestra mente ha creado una identidad, pensamos que hay alguien y ni siquiera sabemos el por qué se ha producido el sonido extraño.
Cuando nuestra paz y armonía se ve afectada y hay un desasosiego que nos incomoda, es posible que un lugar determinado existan fuerzas o energías que nos interfiere. Primero hay que descubrir qué clase de energías son. Si se trata de un ente oscuro que como un vampiro energético se alimenta de nuestra mente, lo mejor es no centrar nuestros pensamientos en tal ser.
Unge las dos velas con el aceite de romero mientras recitas un conjuro para que se aleje lo que te está molestando; desde su base hasta la mecha. Colócalas en un platito cada una (de forma que no se caigan cuando estén encendidas), la negra a la izquierda y la blanca a la derecha. Enciende varias barritas de incienso y entre las velas coloca el cuenco con la sal.
Deja que se vayan consumiendo las velas y cuando terminen, entierra la sal y lleva contigo la obsidiana que es un poderoso limpiador psíquico.